Vida, idas y venidas...

martes, 14 de octubre de 2014

La música, que sería de las personas sin la música.

19 días y 500 noches es mucho tiempo, que caro es el tiempo haciendo que por la boca viva el pez metido en una sopa que se queda fría, a mi que me den vino tinto hasta que los ojitos se me pongan rojos, sobran los paseos en vacaciones y me siento bien, puede ser que a veces yo sea insoportable y en algún lugar de un gran país vuelan cien gaviotas o mas a lo largo de 7 mares, en los que un soldadito marinero se ha pasado mas de una noche en vela al recordar la casa azul donde creció, no sabe si son sueños o si ahora va sin documentos como el pirata cojo, pero quiere un cadillac solitario en el que huir a contracorriente hacia aquellos años locos. El está sereno, piensa en aquella tarde, en mañana, en la chica de ayer y salta mirando a la luna lunera como un lobo-hombre en París exiliado en el lavabo que antes que ver el sol, donde puede ser que la vida le lleve, que el tiempo no le cambie con la camisa negra puesta. Grita no es así, quisiera el saber porque le gusta disfrutar de las cosas pequeñitas y del aire de la calle caminando por la vida y por la vereda de la puerta de atrás. He de saber que todo esto es muy extraño, estando frente a la luna y el mar como el año que vivimos peligrosamente en la escuela de calor pensando en la emperatriz y en princesas con el corazón partío en el muelle de San Blas mientras escucha aquella canción de los años 80.

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